martes, 17 de julio de 2012

PAULO FREIRE

Buscar sentido a la existencia, reconociéndonos en el otro, es uno de los principios del pensamiento de Paulo Freire, que desde el inicio le lleva a situarse como mediador-docente, es decir, el que primero escucha para crecer en comunión con los otros.

En tal sentido, basó su trabajo y esfuerzo en los llamados "no letrados", aquellos que no podían conocer un mundo nuevo a través de los símbolos y signos que constituyen su propio entorno y le permiten conocer otros mundos, entre ellos el conocimiento y la conciencia crítica, los cuales se van construyendo; por tanto "el  acto  educativo  no  consiste  en  una transmisión de  conocimientos sino el goce de la construcción de un mundo común".



Para Freire “La existencia, en tanto humana, no puede ser muda ni silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras, sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo; existir humanamente es pensar y pronunciar el mundo, es transformarlo”.

Según Anastacia Rivas “es la filosofía y el pensamiento de Freire lo que permite integrar al hombre en los hechos, y los hechos al hombre, y en un  “pensamos”, “hacemos”, “actuamos”, “transformamos” se va consolidando la acción dialógica y de colaboración que debe prevalecer  en los seres humanos. Especialmente en los espacios áulicos donde la competencia magistral del docente permea y se refleja en la experiencia de los dicentes, y al conjugarse  juntos redescubren  nuevos paradigmas que emergen de una sociedad en desequilibrio permanente”.



La amplia obra escrita de Freire y sus innumerables presentaciones públicas configuran un rico universo de reflexiones acerca de la educación, la pedagogía y la ética liberadoras. Así mismo, no hay que perder de vista que a lo largo de su periplo intelectual de casi medio siglo sus ideas sufrieron modificaciones. Sin embargo, esto no impide hacer lecturas de la obra del pedagogo brasilero en función de preguntas específicas; en este caso, pretendo hacer un balance de su aporte en la configuración de la educación popular.
Desde el punto de vista freiriano la comunicación, educación y sociedad humana están estrechamente vinculadas, pues es imprescindible que el individuo, como ser humano pertenezca a una sociedad, donde la educación es indispensable y, por consiguiente los procesos de comunicación.


La educación es entonces, eje fundamental de la Teoría del conocimiento en vista de que el educando aprende del educador y viceversa, pues a través del aprendizaje educativo los individuos desarrollan la capacidad de experimentar prácticas democráticas dentro de este entorno, tomando en cuenta los sentimientos, deseos y pasiones de los individuos involucrados en el proceso de aprendizaje.

 
Freire define al mundo como una realidad objetiva, independiente del Ser y posible de ser conocida. Concepto que toma varios sentidos según la época en que la concibe, por ejemplo, en Pedagogía del Oprimido lo define como el "lugar de encuentro de cada uno consigo mismo y con los demás", la relación es de tipo social y conciliatoria.

La unidimensionalidad del tiempo hace referencia a un "hoy" constante, un "exceso" del tiempo presente del sujeto, en el cual se ahoga y está preso, en donde no hay toma de conciencia del tiempo y del espacio, de su condición histórica, de sí mismo y de los otros.

"La esperanza es una necesidad ontológica", es el diseño, la conjetura de lo que se va a hacer en la realidad, conlleva un trabajo diario, constante, con objetivos que indican la dirección o direcciones para llegar a "algún" lugar... la utopía.





 

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